Hubo un tiempo de sed, tierra resquebrajada, de fuego y humo.
El azufre flotaba en el aire entre la túnica de árboles.
Las nubes se tejían mientras el mundo cubría mis ojos con fuegos artificiales.
La asfixia era total: En los ojos sangre, en la boca flujo.
Un día cayeron hilos plateados breves, suaves, limpiando el azufre.
El murmullo de mi canto se mecía al compás de la lluvia
Llenando cántaros, moviendo molinos, susurrando entre canales.
Los ojos recobraron su pureza, el corazón olvidó.
El cielo murmuraba mi canto:
El cielo murmuraba mi canto:
Soy Lluvia
Soy Lluvia
Lluvia…
Szív Márquez.
Soy Lluvia
Lluvia…
Szív Márquez.