Creí mirar en tus ojos el brillo naciente del sol
cuando al salir tras las montañas
infunde alegría y paz.
Creí distinguir el contraste de los naranjas y rojos con el fondo azul del cielo,
tenía la esperanza de mirar, con el paso de los años
tus pupilas con destellos de luz.
Error.
Unos cuantos años bastaron para observar que
el reflejo del sol había sido un simple espejismo.
Un eco similar al correr del agua estrellándose contra las rocas
surgió de lo que alguna vez fue tu voz.
Observé un río color verde esmeralda:
El tiempo...
El tiempo ha estado laborando...
Los puentes se han roto y el latido en la espiral infinita se apaga.
Szív Márquez