A veces, cuando la calma inunda la noche y ni siquiera los grillos interrumpen el recinto colmado de silencio... escucho la luz. Suena al salir y la imagino corriendo entre las paredes de la casa. Me asombra la similitud con el sonido, la forma y la energía del agua. A propósito me acerco a la computadora para sentir su chasquido de río. Sé muy bien que si concentro el oído puedo escuchar incluso el correr entre el contacto de la pared.
Me maravilla el saber que esa energía también existe en nuestro cuerpo... y solo en raras ocasiones he podido constatar los efectos eléctricos al roce con algunas prendas textiles... pero más que la vista de pequeños rayos luminosos prefiero su sonido: parece el crujir del agua cuando cae desde una cascada.
García Márquez tenía razón, la luz es como el agua. Como el agua que corre por los brazos caudalosos de un río.
Szív Márquez