Eramos un grupo pequeño, la instancia era sencilla, por los amplios ventanales se observaban árboles y un gran campo.
-¿Y Marycarmen?
Al escuchar mi nombre observo al grupo y sonrío, al parecer no han notado mi presencia.
-No lo sé, voy a buscarla
-¡Aquí estoy! Exclamo con fuerza, pero nadie parece escucharme.
Me interpongo en el camino de quien sale, pero solo se tropieza y mirando, parece no verme. Lo veo salir.
-¿Dónde estará?- escucho el cuchicheo de los demás integrantes
-¡Aquí! ¡Aquí estoy!-Vuelvo a decir con vehemencia, plantándome a unos centímetros de distancia.
-¿Dónde se habrá metido?- con ésta última frase confirmo que no me ven, ni me escuchan.
Veo las cortinas de las ventanas y pienso que es buena idea sacudirlas para hacerles notar mi presencia.
Me acerco a una, la pongo frente a mi rostro y agito mis brazos -¡Aquí estoy!¿ ya me vieron?
Solo voltean a ver la cortina, pero nadie me contesta.
En ese momento entra quien salió a buscarme -No, no la encontré.
Vuelvo a mover la cortina con más fuerza y grito- ¡Aquí estoy!¿No me ven?
Nadie parece escuchar, algunos se levantan de su asiento.
Alguien comienza a marcarme al celular - No contesta.
Pienso que es buena idea responder desde el celular y decirles que estoy ahí, en la misma estancia.
Empiezo a marcar el teclado y de pronto todo empieza a ser más claro, el celular en mis manos se difumina... hay algo desde la ventana que me atrae y sin saber cómo me jala desde fuera de la ventana...
Mi ser era ligero y transparente, un espíritu.
Szív Márquez