Leemos para
encontrarnos, para buscar, entender, confirmar, comparar, imaginar… La palabra escrita es como un espíritu que
habita en los libros, espíritu que se manifiesta en el momento en que un lector
abre las páginas de un libro liberando la voz encerrada en el mismo. Gracias a la magia de la palabra escrita
conocemos civilizaciones antiguas, paisajes increíbles, ciudades y montañas a
las cuales quizás nos es difícil llegar; la lecturas nos lleva hacia un
sendero, son un viaje accesible para todos.
Actualmente
miramos una sociedad donde la
televisión, los videojuegos, el internet, parecen ser el imperio de la
violencia. Son pocos los espacios que promueven la cultura. Anteriormente en los
pueblos era una tradición que el abuelo, la abuela, el hermano mayor, el primo
narrara historias a los más pequeños. De esta forma los relatos pasaban de
generación en generación de forma verbal.
Hace algunos años mamá o papá leían a sus hijos un cuento antes de
dormir, lo cual aparte de lograr el
desarrollo de la imaginación en los pequeños
estrechaba de alguna forma los lazos familiares.
Hoy vivimos de
forma acelerada. Quizás el trabajo, llegar a casa un poco cansados nos impide
contar o leer un cuento a los más pequeños.
Los padres ya no observan qué es lo que niños y jóvenes miran o aprenden
por medio de la tecnología.
Como sociedad
abrir espacios para la cultura ya no es una necesidad sino una obligación, la
violencia nos está ganando. Es prioritario
dar a niños y jóvenes más ejemplos culturales: pintores, músicos, integrantes
de un ballet folklórico, lectores,
poetas… la sociedad necesita de todos ellos.
Hace algunas
épocas se observaba en los pueblos tríos musicales tocando sones en las plazas,
grupos civiles que recorrían las calles con las danzas, hace falta que esos espacios públicos sean
tomados de nuevo por la cultura. Dentro
de este panorama fomentar la lectura debería ser también una tradición. La lectura y narración en plazas públicas es
algo práctico y gratuito, es necesario únicamente voluntad, un libro, un lector
y ¡a compartir lecturas!
En los años que
he estado como mediadora de lectura observo que niños y jóvenes disfrutan mucho
compartir lecturas en el parque. Una
tarea nada fácil al principio pero que una vez iniciada experimentan de forma gozosa. ¿Por qué fomentar la lectura? Necesitamos
fomentar la lectura, la escritura, las artes en general para apoderarnos de
nuevo de esos espacios públicos: plazas, calles, parques, kioscos, jardines… para
que niños y jóvenes encuentren en la lectura los héroes que hemos ido
deformando como sociedad. Para que sean capaces de imaginar, expresar
libremente sus ideas, justificar, argumentar, buscar algo con un fin y se
encuentren e identifiquen en nuestra herencia cultural, pero sobre todo para que
sean capaces de tener un vocabulario que les permita expresarse, encontrarse, para
que logren desarrollar la sensibilidad que los identifique como seres humanos
logrando sembrar las semillas de valor
y respeto en sí mismos y los demás.
Szív Márquez (María del Carmen Márquez Ramírez)
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