A media noche
las sombras danzan
entre aullidos.
Recorren las calles de la ciudad
escondiéndose de la mirada de los vivos.
Visten largas y negras túnicas,
se ocultan tras los postes de luz,
persiguen a los caminantes...
Se cuelgan bajo el abrazo de los amantes.
Lanzan gritos de locura
ante el chirrido estrepitoso de los vehículos,
se carcajean cuando las personas corren
despavoridas ante su presencia.
Las sombras platican en murmullo
y su voz como el sonido de las olas
se rompen en el mar de la noche.
De vez en cuando, aburridas, salen en el día,
atrapan en su locura
al peatón que burla la cuarentena.
Le muestran las cuencas sanguinolentas de sus ojos,
el hálito embriagador de la muerte,
la piel desollada por el viento
y los huesos de los pies al aire,
de tanto danzar por las calles.
Asustado el peatón corre a casa...
pero es inútil.
es inútil...
Ha visto el vacío inmenso de las sombras
donde alguna vez hubo ojos,
por debajo de la piel lo recorre el nerviosismo
y la danza de las sombras se interna en su
garganta,
baja recorriendo su cuerpo de la cabeza a los
pies...
Intenta mantenerse estable noche a noche
pero las sombras se burlan,
susurrándole los miedos de la noche al oído.
Szív Márquez. (María del Carmen Márquez R.)
13-05-2020
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