17 jul 2018

Microrrelato 17 de julio de 2011

Una ola gigante elevó la proa por unos minutos,otra más arremetió contra la embarcación que dió una voltereta.Sintió que el alma quedaba arriba y el cuerpo caía en aquella profundidad. Vio como una criatura descomunal lo miraba fijamente. -¡No es posible!¡La pintura del barco acaba de caer en la pecera!-Gritó Martín.
Dentro del cuadro la figura de un hombre aterrorizado se desvanecía lentamente.
Szív Márquez


Realidad etérea

  No hay neblinas blanquecinas  ni miel surgiendo a borbotones justo a mitad del plexo. Solo un espejo translúcido elevándose hasta la perpe...