28 sept 2020

El golpe.


 

Me enseñaste a no estar triste, a orar por nuestros muertos. Hace muchos años me dijiste que la vida es fugaz, que nacer y morir es un hecho natural. No lo sabía, pero ya desde entonces me preparabas. Hoy mi llanto no para... acaso el dolor sea eterno. Szív. 

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El golpe en mi fue espiritual. Hay una enorme cicatriz en todo el plexo solar es palpable.  Siento cómo se ha resquebrajado una parte de mi. Tu recuerdo se repite una y otra vez,  y otra vez,  y otra vez. 

El dolor es agudo, en ocasiones me siento desmayar, pero el recuerdo de tu fortaleza me lo impide. 

Tu recuerdo sigue siendo el pan de cada día, eres mis minutos y  mis horas. Mi gusto por la música, los poemas, la cultura, la historia. 

Te quedaste en mi laboriosidad que al igual que la tuya se alegra al iniciar desde la base y construye con detalles poco a poco. 

 Te quedaste en mi canto, en la alegría de mirar el sol nacer, la rosa dar fruto y ver las ramas de los árboles con sus hojas nuevas.

Te quedaste en mis ojos que al igual que los tuyos brillan al buscar nuevas ideas, te quedaste en mi tiempo, que al igual que tú espera... espera con optimismo cada mañana. 

 Eres mi persistencia, mi optimismo,  alegría,  y mi fe

Te amo papá. 



Realidad etérea

  No hay neblinas blanquecinas  ni miel surgiendo a borbotones justo a mitad del plexo. Solo un espejo translúcido elevándose hasta la perpe...