4 feb 2016

ME DECLARO INOCENTE

Él me dijo que el costo era de 45 pesos. Mientras sacaba un billete de $50 para pagarle insistió en mirarse en mis ojos. Últimamente no estoy para miradas insistentes así que le entregué rápidamente el billete.  Al recibirlo, sin dejar de mirar mis ojos, preguntó si utilizaba el servicio continuamente. Le contesté que no mucho. Mientras bajaba deprisa del taxi me entregó el cambio y se fue. Me sorprendí bastante cuando miré mi mano: un billete de 50 y una moneda de 5 pesos.

Ahora tengo remordimiento de conciencia, pero la razón me dice que en este enredo no he tenido culpa alguna.

Szív M.


No hay comentarios:

Realidad etérea

  No hay neblinas blanquecinas  ni miel surgiendo a borbotones justo a mitad del plexo. Solo un espejo translúcido elevándose hasta la perpe...